miércoles, 25 de febrero de 2009

CRISIS DE LOS METALES


Efectos en la minería peruana

Miércoles, 25 de febrero de 2009


Raúl Benavides - Ingeniero y Gerente de Desarrollo de Negocios de la Compañía Buenaventura

Hace un mes, en mi anterior artículo en NOTICIAS SER, ofrecí continuar con un análisis sobre los efectos de la crisis de los metales en la minería peruana. Muy a pesar mío y ante las críticas de algunos amigos que me dijeron que el artículo anterior era muy negativo, parece que la realidad es peor.
Hoy vemos como Río Tinto ha tenido que tomar decisiones muy dolorosas para poder reducir el peso de la deuda que generó al comprar ALCAN, la productora de aluminio canadiense que dejó su balance herido con US $40,000 millones de deuda.


Río Tinto no sólo ha vendido una serie de minas de potasio y hierro a VALE, la empresa brasilera, sino que está vendiendo porcentajes minoritarios de sus mejores activos a Chinalco, la empresa china de Toromocho. Vemos que no se trata de austeridad, ni de parar proyectos de inversión como La Granja. Ahora vende parte de sus mejores activos para poder asumir compromisos financieros. Vemos pues que la reducción de personal y corte de inversión (costos de capital) en todas partes del mundo ya no es suficiente.


Lo mismo está pasando con Anglo Gold, la empresa aurífera creada por Anglo American que tiene que vender activos para afrontar contratos de venta futura de oro heredados al adquirir las minas de Ashanti en el África. La misma Anglo American está vendiendo sus acciones de Anglo Gold. Hace poco se concretó la venta de una tercera parte del proyecto Boddington en Australia a Newmont Mining. Boddington es una mina de bajo costo por onza de oro que ha tenido que ser “sacrificada” para mejorar la condición financiera de Anglo Gold.


Vemos también que empresas como Newmont Mining tienen que recurrir a vender acciones de la empresa para levantar dinero, lo mismo ha tenido que hacer Hecla y casi todos los productores pequeños y medianos de metales preciosos, pues requieren el dinero para afrontar costos de capital y compromisos financieros. A los accionistas no les gusta que diluyan el capital de la empresa con más acciones pues resultan teniendo un pedazo de torta más pequeño cada vez.


¿Cómo se explica esto si el precio del oro y la plata ha subido?
Los productores auríferos tienen un mejor precio por sus productos pero el costo de extraerlo en las minas de oro ha subido. Las minas son cada día más profundas y los costos de los suministros que son derivados del petróleo y el acero han subido. A esto se suma las exigencias de las comunidades y los países que quieren mayores beneficios. El problema mayor, sin embargo, es que cada día es más difícil encontrar nuevas reservas de oro por exploración, que hace que las empresas no puedan renovar sus reservas minerales al mismo paso que las consumen. Cuando tienen la suerte de encontrarlas son de leyes más bajas que las que se minan actualmente disminuyendo la calidad de las reservas y subiendo el costo por onza recuperada, lo cual las fuerza a hacer adquisiciones. Así, por la escasez de nuevas minas, el costo de adquirir reservas también ha subido a niveles de US$ 500 a US$ 600 por onza, lo que significa que el rendimiento neto para la empresa que explota estas minas sea mínimo.


En el caso de las mineras de plata el tema es distinto. La plata ha bajado de US$ 20 la onza a niveles en el orden de US$ 10 por onza, aunque últimamente haya habido un repunte a US$ 14, esperando que esta tendencia continúe.
Además de este efecto, la plata viene asociada en el Perú a yacimientos de plomo, zinc y algunas veces al cobre. Como ya comentáramos los costos de fundición y refinado de estos metales se han disparado y sus precios han bajado. Por ello vemos a muchos productores peruanos de plata con márgenes operativos negativos para el último trimestre del año pasado.


Finalmente, lo menos que quiero ser es convertirme en un pájaro de mal agüero, pero creo que debemos entender que la situación de las empresas mineras no es la mejor y que muchas están pasando por momentos difíciles e inciertos. Por ello debemos pedirle a la sociedad en su conjunto reducir el nivel de exigencia hacia ellas. Está claro que las empresas deben tratar de evitar despedir gente, pero obligarlas a trabajar a pérdida es un error peor aún. Recordemos que la principal responsabilidad social de las empresas es generar utilidades para garantizar su continuidad en el tiempo. Una empresa que pierde dinero no es sostenible. En ese sentido, tenemos que hacer lo posible para que las empresas puedan seguir operando en esta crisis económica y como tal, se necesita que la sociedad entienda cuál es la realidad de las mismas.

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